El caso más sonado fue el de Cruyff, que se marchó molesto como jugador, entrenador y presidente de honor. Desde Cruyff hasta Messi, pasando por futbolistas tan emblemáticos como Maradona, Schuster, Laudrup, Romario, Ronaldo, Figo, Rivaldo, Ronaldinho, Eto’o, Ibrahimovic, Luis Suárez o Antoine Griezmann. Es un mal endémico en el Barcelona, cuya capacidad para fichar a los mejores jugadores del momento es inversamente proporcional al reconocimiento que les concede en sus salidas.
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